lunes, 9 de julio de 2012

América es campeón del primer torneo postobón



Esa bendita fórmula de definición, la de los penales, a la que muchos jugadores le huyen y en la que incluso figuras de talla mundial se equivocan frecuentemente, traicionados por los nervios,  esa que en diciembre hizo llorar y sufrir a los americanos, anoche le brindó una enorme y prolongada alegría a esa gran hinchada roja que pasó por todos los estados posibles antes de la celebración definitiva.

El fantasma del fracaso una vez más desde el escalofriante punto blanco volvió a rondar por el Pascual. Pero América no quería más frustraciones para sus hinchas y mucho menos otra mancha inmensa en su su rica historia.

Apretando los dientes y aprovechando ese infierno que fue el Pascual anoche, los jugadores rojos fueron con mucha sangre fría a la inevitable cita con los penales. Y allí, los diablos que antes eran frecuentes perdedores, esta vez encontraron las bendiciones suficientes para salir avantes y conquistar el título del primer semestre que los acerca mucho más al sitio que les pertenece.

Los abrazos, las lágrimas, los apretones de manos y las sonrisas no se hicieron esperar. Y ahí fue donde más se escuchó el “volveremos, volveremos, volveremos a la A”, ese cántico que salió de la marea roja y que  se ha convertido en el caballito de batalla o en casi una promesa porque, seguro, la tarea principal ascender a los rojos.

Una dura tareaEl sufrimiento parece ser la eterna compañía del América y sus hinchas en esta clase de partidos.

Lo de anoche resultó muy difícil. Un América confundido y con pocas luces, tal vez atrapado por el nerviosismo y la ansiedad, no tuvo la claridad suficiente para hacerse fuerte en su caldera.

El Unión se la puso tan difícil a los rojos, que la lotería de los penales comenzó a rondar en muchos aficionados a medida que pasaban los minutos.

La esperanza de definirlo en tiempo reglamentario renació cuando en el minuto 56 Paulo César Arango clavó un derechazo al segundo palo y desató la euforia en el Pascual.

Sin embargo el 'Ciclón', que no sopló como en sus mejores épocas, por lo menos tuvo una leve brisa que lo llevó a empatar el juego a los 73 con Santiago Silvera, y aún con un hombre menos por la expulsión de Didier Roa.

El empate obligó a la definición por penales. Hubo susto en el Pascual porque a los rojos desde ahí no les había ido bien. Pero anoche América no estaba para otra enorme decepción y con frialdad y mucha decisión, los jugadores fueron al punto blanco, alcanzando la victoria anhelada, propiciando una gran alegría y entregando la cuota inicial para el gran objetivo: el regreso a la A.